Artículo publicado en la Revista Latinoamerica: Correo del Alba. N° 89/Septiembre 2019 |
Por: Anahi Alurralde Molina*
Porque fueron, somos. Porque
somos, serán. Inicio con esta premisa porque hablar de feminismo implica hablar
de una lucha internacionalista, estimula a rememorar las batallas de cientos de
mujeres en todo el mundo, incita a rebuscar en la genealogía de la teoría
feminista y requiere recordar que estamos aquí reconociéndonos feministas por
todas las que lo hicieron en su época y que
las que vendrán lo harán porque nosotras lo estamos haciendo aquí y ahora.
En este escrito se abordará el
feminismo en Bolivia en el contexto actual, sin embargo la autora precisa hacer
dos anotaciones fundamentales antes de iniciar:
Primero, afirmando que el
feminismo es múltiple, me referiré a
"feminismo en Bolivia", en singular, apuntando a todas las corrientes
ideológicas que han manifestado su adscripción a esta filosofía o se han
enmarcado dentro de los principios feministas. Segundo, las ideas o posibles hipótesis
que aquí se viertan no pretenden constituirse en una verdad absoluta. Todo lo
que se expondrá son percepciones personales que no representan a nadie excepto
a quien escribe.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Para hablar de feminismo en
Bolivia en el contexto actual es preciso voltear la mirada hacia atrás y
apuntar los principales hitos del feminismo en nuestro territorio.
¿Cuándo nace el Feminismo en
Bolivia? Es la pregunta que a muchas nos ha inquietado e interpelado en seguidas
ocasiones y son pocas en las que hemos logrado darle respuesta, quizá por la complejidad
que conlleva. Podemos apuntar que la lucha feminista "inicia" con la
participación de indígenas y mestizas en las rebeliones contra la Colonia, ya
que hay indicios de que su participación estuvo estimulada no sólo por razones
de índole étnico sino también de género. Sin embargo estas mujeres no han sido
incorporadas en la historia oficial del feminismo como parte de un movimiento,
sino meramente como personajes individuales, entre ellas podemos citar a
Gregoria Apaza, Bartolina Sisa y Juana Azurduy.
Avanzando un poco más, nos
encontramos con la Convención de 1929, convocada por el Ateneo Femenino;
organización que fue una de las más destacadas entre las varias organizaciones
de mujeres creadas en los años 20 y 30 del siglo XX. Menciono a dicha Convención porque en ella
surgió y se expuso una de las problemáticas más álgidas del feminismo en
Bolivia: Dos interpretaciones del feminismo, una más adscrita a la lucha feminista
desde la teoría y otra adscrita a las demandas obreras de clase y étnicas.
Muchos años más tarde, esta
primera disputa quedó adormecida porque las mujeres y las organizaciones de
mujeres ya existentes, fueron parte de la lucha ideológica del Nacionalismo y de
la corriente Marxista. En los años de
Dictadura militar las mujeres estuvieron en las trincheras de izquierda
resistiendo, fueron torturadas, exiliadas y muchas asesinadas. Empero cuando se
recuperó la democracia oficialmente, las mujeres se dispersaron, muchas
volvieron a casa, otras permanecieron en las filas académicas, otras en las
filas políticas partidarias, mientras tanto la cooptación internacional con la
temática de empoderamiento e igualdad de género, fue inminente. Se crearon
diferentes plataformas, todas con la consigna de lucha por los derechos de las
mujeres, muy pocas con horizontes filosóficos e ideológicos que respondan a los
principios feministas. Para ir cerrando este primer acápite, es necesario
mencionar la irrupción de Mujeres Creando, movimiento que nace en los 90, con
ideas feministas anarquistas y un discurso de interpelación a lo que ellas llamaban y aún llaman "la
tecnocracia de género". Esta irrupción va a significar una tensión
permanente a partir de los años 2000,
entre lo que se denominó como feminismo autónomo, a la cabeza de Mujeres
creando y la Asamblea Feminista Comunitaria, y el feminismo institucional con
representación de las mujeres en las diversas organizaciones no gubernamentales.
¿2016: Punto de inflexión en el feminismo?
En este segundo acápite voy a
abordar la época más reciente del feminismo en Bolivia, sin embargo no puedo
hacerlo sin mencionar los hitos de la región, que sin duda marcaron puntos de
inflexión en la lucha feminista de nuestro territorio.
Ante las arremetidas de violencia
recrudecida en Argentina, el año 2015 surge la consigna de lucha: #NiUnaMenos
que ha sido el eje movilizador de mujeres de todas las edades para denunciar y
luchar contra la violencia machista en todo el territorio argentino. En Bolivia
también pasó, de una manera algo peculiar, pero pasó.
El año 2016 la ola de
feminicidios naturalizados provoca a un grupo de mujeres a posicionar la
consigna del #NiUnaMenos en La Paz, se inicia en redes sociales para instar a
la gente a expresar publica y abiertamente su repudio contra la violencia hacia
las mujeres. La respuesta fue a nivel nacional, por lo que se pasó del encuentro
en las pantallas al encuentro en las calles. En Asambleas callejeras se
empezaron a deliberar los mecanismos de acción para enfrentar la violencia y la
indiferencia colectiva. La primera tarea: tomar las calles, ¿cuándo? El 25 de
noviembre día internacional contra todo tipo de violencia hacia las mujeres. Y
es en este proceso que surge una nueva tensión dentro del feminismo, el
#NiUnaMenos empezaba a ser visto con sospecha y a ser vilipendiado con diversas
denuncias, unas lo tildaban de oficialista, otras de un apéndice oenegero y
hubieron quienes fueron más lejos y decían que respondían a intereses
patronales. Sin embargo esta tensión entre quienes conformaron el #NiUnaMenos y
colectivas o plataformas independientes o autónomas críticas a él, posibilitó
un encontronazo donde se discutieron diferencias y comunes.
En este contexto de desencuentros y
encuentros empieza a germinar una articulación feminista con una agenda que
respondía a las demandas nacionales, pero que también iba hermanada con
reivindicaciones regionales. Dentro de esta articulación existen diversos
grupos feministas, desde los marxistas, pasando por los eco feministas y
antiespecistas, hasta grupos más identificados con el feminismo de la
diferencia o de la igualdad y aquellas que prefieren denominarse
independientes.
Ante esta pluralidad, la premisa de las acciones llevadas a
cabo ha sido: “Diversas, pero no dispersas”.
Hoy ¿Cuáles son las demandas comunes y permanentes?
Sin duda, entre la diversidad
mencionada existen demandas vigentes que van a continuar articulando un
embrionario, pero existente movimiento feminista en Bolivia y me atrevo a
afirmar que estas demandas son:
1.- Exigir Aborto Libre, Seguro y
Gratuito,
2.- Luchar contra los feminicidios y
la violencia machista
3.- Denunciar la alianza criminal
entre patriarcado y capitalismo
Es evidente que existe una agenda mucho más
amplia y con propuestas específicas, sin embargo considero que sólo las tres
mencionadas son las que posibilitan una aglutinación real y sólida, muestra de
ello han sido las movilizaciones en apoyo a la lucha argentina por el
#AbortoLegal, donde se han tomado las calles en las principales ciudades del
país para denunciar que los abortos clandestinos son expresión de la violencia
patriarcal. Asimismo las movilizaciones del 8 de marzo y del 25 de noviembre
denuncian, por un lado que la doble y triple jornada laboral de las mujeres es
una expresión de la violencia patriarcal y capitalista, y por otro, que los
feminicidios de mujeres y las violaciones a niñas/os son
una expresión de la violencia machista enardecida.
Finalmente, a modo de cierre, voy
a citar a Victoria Sau: “Atareadas en
hacer feminismo, las mujeres feministas no se han preocupado demasiado en
definirlo” cierro con esta reflexión
porque considero que ese es el principal reto del movimiento feminista en
Bolivia, repensar permanentemente en definirse y redefinirse las veces que sean
necesarias para no dispersarse y perder el horizonte verdadero, que es crear
sentido común feminista.
*Politóloga y escritora feminista