martes, 12 de diciembre de 2017

CRÓNICA DE UN VIERNES DE LUCHA














Por: Anahi Alurralde*

Era viernes 24 de noviembre, La Paz brindaba una tarde soleada, varios grupos de mujeres se divisaban en las puertas de la Universidad Mayor de San Andrés, unas escribían carteles, otras cargaban megáfonos, algunas alistaban bandanas y banderas y otras pintaban el rostro de sus compañeras.

Pasó aproximadamente media hora y todos estos pequeños grupos se aglutinaron en uno solo, poco a poco aparecían más  mujeres, hombres, niños y niñas.  Se armó un conglomerado potente y la marcha #NiUnaMenos arrancó,  a lo lejos se distinguían banderas moradas, carteles con mensajes diversos y el eco de consignas de lucha feminista, a  medida que avanzaban se apoderaban de las calles y la atención de los ciudadanxs.

Se percibía que los sentires eran diversos en la marcha, encabezaban familiares de víctimas de feminicidio y sobrevivientes de violencia, los rostros reflejaban el dolor y la indignación por la impunidad con la que han vuelto a matar a sus hijas, hermanas, sobrinas y nietas, en sus voces se expresaba la rabia que guardan y que ese día  expulsaron sin reparo. Retumbó con fuerza la consigna “Puede ser tu hija, puede ser tu hermana, no queremos ser la próxima mañana” apelando a la indiferencia social que ha naturalizado la violencia y la vejación cruenta de mujeres y niñas.

También se vislumbró el arcoíris de la diversidad que con fuerza y vitalidad alzaron la voz para denunciar el arrebato de sus derechos humanos.

Seguían grupos que decidieron hacer de la alegría su instrumento de interpelación, se veían rostros sonrientes que desde el cuerpo declaraban su repudio ante la violencia patriarcal y machista.

La marcha llegó a instancias simbólicas donde se concentran las injusticas y hechos de impunidad, en voz alta el grito unísono se sintió “Si hay impunidad, hay complicidad”. Los transeúntes se detenían, escuchaban, observaban, algunos preguntaban.

En el recorrido que continuó se vieron aplausos, gente que se sumaba o mujeres que simplemente observaban asintiendo con la cabeza, como quien dice: están haciendo lo que muchas no nos atrevemos.

Con todas estas características y los avatares del tráfico, llegaron al Ministerio de Justicia y ahí se concentró la potencia de todas estas mujeres autoconvocadas desde la independencia y desde la crítica a un sistema que reduce, esclaviza y mata a mujeres y niñas sólo por ser mujeres.

Se escuchó una voz que firmemente empezó a pronunciar los nombres de distintas mujeres, a medida que mencionaba uno, una mujer  se lanzaba al suelo ensangrentada y a su lado se posicionaba un hombre que llevaba el cartel de la vergüenza, anunciaba el nombre del feminicida.

Pocos minutos después la acera del Ministerio de Justicia tenía a más de 50 mujeres tumbadas en el suelo con sangre y a lado con quién les arrebató sus vidas

Cuando se dejó de decir nombres, inmediatamente una a una las mujeres tumbadas en el suelo fueron levantándose con la ayuda de otras que les ayudaban a gritar desde lo más profundo “Si nos tocan a una, nos tocan a todas”

Rostros asustados, ojos con lágrimas y más se detectó al finalizar el performance, y es que la violencia es así ácida, escalofriante y dolorosa.


Después de dar la palabra a familiares, colectivos y sobrevivientes de violencia todo concluyó, la gente se desmovilizó, pero nadie volvió a casa con la misma sensación que salió, nadie olvidará ese viernes que tiñó a La Paz y a Bolivia entera de lucha y de denuncia feminista.

*Feminista y Politóloga

lunes, 20 de noviembre de 2017

DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS “FAMILIAS NATURALES”









Por: Anahi Alurralde Molina y Sergio Salazar Aliaga

Queremos comenzar este escrito precisando que No se necesita ser la causa para defender la causa y defenderla con toda convicción porque ante todo vamos a hablar de un tema que implica humanidad.
Humanidad de la que muchos y muchas han demostrado carecer.

La sentencia prejuiciosa y sus celebraciones.-

El pasado 9 de noviembre el Tribunal Constitucional Plurinacional emitió la sentencia 076, así en números duros parecería una sentencia más, sin embargo en las líneas de dicha sentencia reviven las inequidades, injusticias y retrocesos más grandes de nuestra historia como País.

Dicha sentencia es contra la Ley N 078 de Identidad de Género, específicamente al Parágrafo II del artículo 11 declarado inconstitucional. ¿Y qué indica el parágrafo declarado inconstitucional?

El cambio de nombre propio, dato de sexo e imagen, permitirá a la persona ejercer todos los derechos fundamentales, políticos, laborales, civiles, económicos y sociales, así como las obligaciones inherentes a la identidad de género asumida”.

Esto significa que a las personas transexuales y transgénero les han arrebatado los derechos fundamentales que por su condición de seres humanos le son inherentes. Significa decirle al mundo que en Bolivia la población trans puede cambiarse el nombre y construir su identidad de género bajo el alto precio de renunciar a los derechos básicos. Significa sobre todo descubrir que no ha cambiado nada, porque ni años de lucha, ni una Ley aprobada con rimbombancia son más fuertes que los siglos de colonialismo y conservadurismo que nos asechan y nos enclaustran la mente.

La noticia vergonzosa nos llegó a través de un audio que emitía la voz estridente de un hombre, a medida que lo escuchábamos la náusea fue en aumento porque cada frase que pronunciaba vomitaba ignorancia, intolerancia y odio puro. Claramente el sujeto estaba celebrando la decisión del TCP y  gozaba al hacerlo, asumimos que se trataba de un representante de la Iglesia Católica o quizá de una evangélica o mormona, al fin y al cabo representan los mismos siglos de opresión. Sin embargo grande fue el estupor al enterarnos que el autor de dicho audio era un Asambleísta Nacional,  específicamente un Diputado de Sucre, nuevamente Horacio Poppe y su miseria, nuevamente porque el ínclito varón fue también uno de los opositores acérrimos de la ampliación de causales para el aborto no punible, argumentando que la biología es destino y que ser mujer es sinónimo de ser madre. Como no sospecharlo, el mismo discurso de misoginia y machismo ahora era vertido con tintes de homofobia y transfobia.

Mencionamos esto porque es inminente visibilizar y nombrar a quienes tendrán una deuda histórica no solo con la población LGTTBI sino con el país entero. Y sobre todo porque es necesario denunciar que representantes nacionales no legislan apartados de sus cadenas religiosas y moralistas, al contrario hacen de esta su bandera a la hora de tomar decisiones y para vergüenza suya, también a la hora de convertirse en los  nuevos verdugos fascistas de nuestra historia.

Aggiornar los DDHH.-

Así como hemos puntualizado el retroceso que significa la decisión de ciertos magistrados y magistradas, también consideramos necesario mencionar que han sido años importantes para el debate de los derechos humanos en general,  en esta gestión se aprobó la legalización de causales sobre el aborto, se debate el nuevo código penal, el año pasado la promulgación de la  Ley de Identidad de Género y en estos nuevos días la encrucijada  por el fallo del Tribunal Constitucional que está generando debate nacional.
Ya son ocho años que vivimos en un proyecto de cambio de reformas, una de las síntesis y desafíos fue la “Asamblea Constituyente”, esa constituyente que pasó por avatares, errores, aciertos y problemas, y en nuestro razonamiento ese proceso constituyente no ha terminado, dejando de lado la aplicación del texto constitucional a la batalla de la interpretación y aplicación en materia jurídica, estrictamente de las leyes, pero también de dar el salto cualitativo y dialéctico para crear una nueva propuesta de sociedad a la que esperamos llegar.
Sería mentirnos a nosotros mismos decir que superamos el Estado colonial o poscolonial, todavía existen resabios, herencias de relaciones anormales y asimétricas con imperativos políticos-económicos coloniales con conclusiones maquineas para manifestar, por ejemplo la del “Derecho natural”.

Han llevado al Derecho Natural o la familia natural a encasillarlo a la descripción biológica y fisiológica del sexo, es decir el sexo masculino determinado por cromosomas XY y el sexo femenino determinado por cromosomas XX, sin batalla de interpretación, de reflexión, sino visto como algo monolítico y absoluto. Sin embargo al desbaratar la descripción biológica como discurso dominante nos damos cuenta que han hecho del Derecho natural un hecho político también, que supone la heterosexualidad, como una relación de poder.

Y es pues que esta distinción de género entre hombre y mujer determina un orden político, pero alejado de una mirada de humanidad con sus subjetividades, es decir alejadas de la noción de diversidad sexual y muy cerca a la práctica biopolítica de subjetivación a la mujer, es decir a la explotación y subsunción de la mujer, eso es un hecho político de relaciones de poder, conocido como patriarcado. En ese sentido la posición sexual de los sujetos es un reconocimiento simbólico.

Por eso la herencia neoliberal no ha sido superada, todavía quedan esas formas de centrar el discurso a la democratización, el orden constituido, el falso orgullo nacional, la familia natural, el género impuesto, medio ambiente asociado a la estabilidad política, a los avances institucionales o los ejercicios electorales. Sin embargo, hoy Bolivia ha sumado retos de transformaciones, no solamente en los cambios de paradigmas, sino también en sus formas de funcionamiento, por eso se refunda a partir de la pluralidad, pero todavía los Derechos Humanos están vistos con una mirada de modernidad, con saberes europeos, desde una mirada de dominación, por el rechazo de los subalternos, el rechazo del otro como lo devela el Diputado Horacio Poppe.

La familia natural y su hegemónica idealización.-

Cuando escuchamos las expresiones de grupos que creen defender la “familia natural”, consideramos necesario volver al debate primario, que se centra en entender que la biología no es destino y que son las construcciones sociales las que nos determinan y condicionan.
La etimología del término sexo viene del latín sexus, que significa dividir y que viene de la antigua Roma, dividir el sexuar para garantizar las prórrogas de las relaciones de poder, y ya a partir de la modernidad sale el tema de las cromosomas que viene del griego cromo que significa color y somas que significa cuerpo visto.

Por eso es ineludible recordar que  para la cultura occidental debe existir una concordancia entre tres identidades; la sexual (hombre o mujer), la de género (masculino o femenino) y la erótico-sexual (hombres que prefieren relacionarse erótica y afectivamente con mujeres y viceversa específicamente), porque éste es el mandato social. En otras palabras, un hombre debe ser masculino y heterosexual, mientras que una mujer debe ser femenina y heterosexual. A esto se le denomina visión binaria del sexo y del género, que permite fomentar una concepción donde el sexo es definido por los genitales que anuncian un fin de reproducción.

Es en base a este reducido razonamiento que personas como H. Poppe u otros  se aferran casi a muerte para “convencernos” que la sexualidad se debe llevar a cabo entre un hombre y una mujer. En este sentido, se comprende una complementariedad reproductiva (y por ende sexual) entre los sexos; es decir, que el hombre es el complemento de la mujer y viceversa, aunque esto poco tenga que ver con el camino que tome el deseo sexual en cada persona. Esto no sólo permite invisibilizar las relaciones sexuales y afectivas entre personas del mismo sexo, sino que además da lugar a ejercer violencia y agresión en su contra sustentado por esta visión binaria y heteronormativa.

La violencia e intolerancia  pueden no tener límites, como se está viendo en nuestro país, pues se ha llegado a la sustracción de derechos humanos fundamentales. Porque decir que la sentencia y sus implicancias no tienen como esencia y motor principal la homofobia es una falacia que no aceptamos.

Y como consecuencia directa del razonamiento planteado está la idealización de la familia constituida entre un hombre y una mujer, olvidando que es una institución que hace mucho demostró lo violenta y disfuncional que puede llegar a ser.

Porque les recordamos a todas y todos los que la idealizan y consideran la única alternativa de familia que son en los hogares “naturales” donde los casos de incesto, tortura y violencia se dan con una frecuencia estrepitosa. Por eso como conjunto social tenemos la obligación ética de repensar y reaprender lo enseñado para entender y respetar  la construcción de nuevas instituciones que no por ser diferentes tienen menos amor, valores y estabilidad.


La diversidad y el giro discursivo.-

Para continuar con el análisis queremos volver a  Zavaleta Mercado quien señalaba que Bolivia es un Estado abigarrado, lo que nos hace pensar que es necesario desplazar la hegemonía sobre la diversidad hacia la hegemonía de la diversidad sexual, esto significa que son necesarias políticas del reconocimiento y no de  exclusión, una articulación distinta, la pluralidad vista como la diversidad de los seres y culturas.

En ese sentido el Estado Plurinacional ha podido respetar la variación de pensamientos que existen dentro de la sociedad y tiene que velar por lo general, por lo macro en Derechos Humanos, podemos poner el ejemplo que nos da Zizek “imaginemos a un sujeto sosteniendo una caja de jugo de naranja, su perspectiva le permitirá sólo observar una cara de la caja, tendrá que hacerla girar para observar las otras caras de la caja. Ahora imaginemos que el sujeto que sostiene la caja es un ingeniero de alimentos, su mirada estará dirigida a la información de los compuestos de la caja (jugo de naranja, azúcar, conservantes), ahora vayamos a suponer que el sujeto ya no es un ingeniero de alimentos sino un artista plástico, entonces su mirada se dirigirá a la composición de las letras, el arte de la presentación de la caja, etc. La diferencia observada en la caja parte del punto de vista y del sujeto que observa la caja”. El Estado tiene que ver la diferencia observada.

Es decir Bolivia  debe seguir en la lucha y seguir en los avances cualitativos de la discursividad de los Derechos Humanos y el giro que tiene que existir es hacia la mirada general: el imaginario de lo macho protegiendo a todos los actores involucrados en la sociedad y ese cambio es posible en este tiempo político porque  se abrió el espacio de indeterminación.

El reto es de todas y todos.-

Para concluir  este artículo vamos a reiterar nuestro respeto a la legítima lucha de la población LGTTBI y nuestro respaldo absoluto a sus demandas, porque hemos dejado el estado interpretado, estamos asumiendo el reto de pensar por nosotros mismos despojados de las herencias colonialistas y patriarcales. Pensar por nosotros mismos significa entender nuevas maneras de ser y estar en el mundo y no sólo entenderlas sino respetarlas y convivir con ellas.

Invitamos a todas y todos los que nos leen a que se planteen el reto de desaprender lo hegemónicamente enseñado y ser capaces de construir sus propias subjetividades, porque es tiempo de tener voz propia para disentir y  resistir por uno mismo y por todos, porque nosotros y las próximas generaciones se merecen vivir en libertad y en una democracia que les garantice todos los derechos. Porque tenemos claro que queremos: ¡Todos los derechos para todos!

Finalmente  quisiéramos  parafrasear a Barthes, y decir que escribir entre los dos, como compañeros de vida que somos es más alegría que honor, pues el honor puede ser inmerecido pero la alegría no lo es jamás.



*Feminista y Politóloga

*Guevarista

lunes, 6 de noviembre de 2017

LA LUCHA NO HA TERMINADO






Por: Anahi Alurralde Molina*

Voy a comenzar este artículo pensando en Renata, Andrea, Estefanía, Paola y en esas mil mujeres más que hace poco o mucho se practicaron un aborto en la clandestinidad siendo estudiantes, acabando la carrera, siendo madres de ya tres hijos o siendo adolescentes. Me pregunto ¿Qué pensarán hoy que se han ampliado las causales para practicarse un aborto legal y seguro?  ¿Qué sentirán al saber que hoy sus sobrinas, sus hermanas, sus hijas, no tendrán que poner en riesgo su vida por decirle NO a una maternidad no deseada?

Diversas serían las respuestas y segura estoy que la mayoría estarían imbuidas de celebración, y si hay que celebrar, pero sin que eso nos anule la criticidad que requiere este tema en el que la vida y la subjetividad de miles de mujeres bolivianas están en juego. 

¿Qué se ha logrado?

Después de 6 meses de intensas posiciones encontradas, el pasado 28 de septiembre  se ha aprobado el artículo 153 del código penal con el aumento de causales que evita que el aborto sea punible en ciertas circunstancias. Y para el lector o lectora, explicamos lo que implica dichas causales y las reflexiones que guardo de cada una de ellas.

Siempre que sea dentro de las primeras ocho semanas una mujer que sea estudiante podrá abortar, con esto se busca ampliar la protección a mujeres jóvenes, y no es para menos tomando en cuenta que el índice de embarazo juvenil en Bolivia es excesivamente alto. Sin embargo me pregunto  ¿Y si no estudia? No olvidemos que todavía existe abandono escolar femenino con porcentajes bajos, pero que hablan de una realidad. El  6% en secundaria y 2,5% en primaria. ¿Las causas? La feminización de la pobreza y el imperante machismo, entre otras.

Continuamos, bajo la misma condición respecto al tiempo de gestación, cuando sean niñas o adolecentes también podrán acceder a un aborto seguro. Voy a ser incisiva en esto ¿Cómo se va a lograr  que una adolescente sepa que está embarazada antes de las 8 semanas? Menciono y hago hincapié porque soy mujer y pertenezco a esa generación donde no nos enseñaron a conocer nuestro cuerpo, sino a odiarlo y tenerle el suficiente pudor para no dejar de ser una “señorita”. Confío en que en  estos tiempos  si se habla de educación sexual y reproductiva en los colegios, y si aún no se lo hace que se empiece ya.

Seguimos, también podrán  interrumpir  un embarazo las mujeres que tengan a su cargo a personas adultas, discapacitadas o consanguíneos menores. Es decir que cuide a ancianos, a sus padres, a enfermos o a hermanos pequeños, siempre y cuando sean más de uno. Aquí quiero hacer notar cómo  se circunscribe a la mujer en la tarea de los cuidados. La lógica es: Ya se hace cargo de otras personas, bueno entonces está bien que no sea madre. Habrá que preguntarse  ¿Y si su cotidianidad está limitada en otro tipo de trabajos que le requieren considerables horas? O ¿Si sencillamente no tiene tiempo para atender a nadie que no sea a ella?

Continuamos,  se podrá acceder  a un aborto para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada.  Un punto verdaderamente obvio, pero necesario para todos y todas aquellas que consideran que la maternidad es sacrificio y que la integridad de la mujer no vale nada.
Por otro lado, tendrán la opción de abortar las mujeres en cuyos embarazos se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida o cuando el embarazo sea consecuencia de reproducción asistida no consentida por la mujer.  

Y como ya estaba estipulado, el aborto no será punible cuando el embarazo sea consecuencia de una violación o incesto. La obviedad de este punto es estridente, sin embargo voy a mencionar algo al respecto para todos aquellos que se rasgan las vestiduras al momento de decir: ¡el aborto sólo debería estar permitido en casos de violación! A todos esos les digo, si apoyan el derecho al aborto sólo en casos de violación, están diciendo que una mujer necesita ser dominada, violada y humillada por un hombre para que merezca el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

¿La lucha ha terminado?

No, una y otra vez no. Incluso me atrevería a decir que recién ha empezado. Esta ha sido una batalla ganada, el lector o lectora más optimistas se preguntarán ¿Pero Por qué? Les respondo, el oscurantismo que todavía nos persigue como sociedad y que se refleja en los discursos de odio que emiten día a día los sectores conservadores será el principal enemigo a enfrentar.

Y no hablo de elucubraciones mías, no, no, hablo de una realidad cuando representantes de la Iglesia Católica salen campantes a declarar  que “La Iglesia no negociará el tema del aborto y que, cueste lo que cueste, incluyendo la posibilidad de que se lleguen a cerrar los centros de salud de la misma Iglesia, seguirán defendiendo los principios de la vida” Pareciera que no tienen la mínima voluntad de entender que la vida de las mujeres no se negocia, como ellos lo hacen con curas, obispos y cardenales pederastas.

Y por si fuera poco, nos tocará luchar también con la alianza criminal que se ve venir entre Iglesia y Colegio Médico, ambas instituciones con representantes revestidos de doble moral que en nombre de Dios, por un lado lucran con la vida de las mujeres y por otro, ahora pueden dejarlas morir.

Tocará también ser constructoras y constructores de espacios críticos para luchar contra las  cargas prejuiciosas y moralistas que criminalizan a las mujeres que han abortado, hay que desmontarlas y lograr así la despenalización social del aborto. Porque ninguna mujer que aborta es mala y la sociedad tiene que entenderlo.

¿Y ahora qué sigue?

Para las y los legisladores la inminente tarea de ser  rígidos vigilantes de la aplicación de cada una de las causales estipuladas, precautelar que ninguna estudiante, ninguna adolescente, ni ninguna mujer  deba peregrinar y ser sometida a re victimización o criminalización de su decisión de no ser madre.

Para las y los médicos repensarse, dejar a un lado los estigmas y cumplir lo establecido sin lucrar y sin pretender negociar con la vida o con la estabilidad emocional de las mujeres.

Para las y los educadores asumir la responsabilidad de hablar de sexualidad responsable, de llamar a las cosas por su nombre y tener claro que si a las mujeres se les habla de anticoncepción, a los hombres deben hablarles de consentimiento.

Para nosotras seguir firmes en la lucha y trabajar mucho para que en un tiempo no muy lejano, se logre la despenalización total del aborto, no porque a nosotras nos parezca lo correcto, sino porque es lo necesario. Porque no quiero que ni mi hija, (si algún día decido ejercer mi maternidad)  ni la tuya, ni la de nadie tengan que seguir luchando por esto. Porque no quiero que tengan que repetir hasta las lágrimas que la mayor violencia estructural para una mujer es darle a elegir entre ser madre o ir a la cárcel.

Todo eso sigue, todo eso aún queda.

*Feminista y Politóloga

martes, 3 de octubre de 2017

LO JODIDO NO ES EL ABORTO: UNA CRITICA FEMINISTA DE LA REALIDAD








Por: Anahi Alurralde Molina*

Escribir es siempre un reto y más cuando tu relato es de esos que van a incomodar, irritar y por supuesto criticar, pero hace tiempo que se perdió el miedo al juicio social, a ese que sobre todo recae  en  las mujeres.
Voy a hablar de ese tema que durante medio año ha mantenido a todas y todos en constante polémica, discusión, desencuentro y falsos debates sobre dicotomías que en realidad no existen.
Si, voy a hablar del aborto y lo haré desde una perspectiva alejada de justificaciones y explicaciones porque todas éstas ya las hemos dado, las hemos explicado una y otra vez.

Del ser mujer y sus significados.-

Todas las mujeres desde pequeñas somos estructuradas como tales, desde el planteamiento de Simone  De Beaovoir: No se nace mujer, se llega a serlo, en efecto no nacemos mujeres, pero en breve tiempo aprendemos a  serlo. Un conjunto muy complejo de relaciones, de prácticas de vida, de instituciones y de concepciones se articulan para construir el contenido genérico sobre nuestros cuerpos sexuados. Lo primero que aprenden las niñas del ser mujer consiste en ser objeto sexual procreador, mientras que lo que concierne al ser sujeto erótico lo aprendemos de manera tardía y muchas veces en clandestino porque la cultura no reconoce la sexualidad femenina, es más se la ha reprimido y castigado históricamente.

Así, la pasividad que caracteriza esencialmente a la mujer “femenina” es un rasgo que se desarrolla en ella desde los primeros años, sin embargo sería una falacia  pretender que se trata de una circunstancia biológica, ya que en realidad se trata de un destino que le ha sido impuesto por sus círculos más cercanos, por su educadores y por la sociedad en su conjunto.

través de estos discursos dominantes se ha marcado e impuesto la expropiación histórica de nuestros cuerpos y nuestros placeres, y con esto se explica la esquizofrenia conservadora por controlar la sexualidad de las mujeres, por eso gente limitada y funcional al sistema a la hora de satanizar el aborto  osan en hablar de las mujeres y sus “vidas sexuales caóticas y desordenadas”. Develando así su verdadera preocupación, no les importa la “vida”  de nuevos seres, les importa el control dominante sobre el cuerpo y el placer femenino. Lo jodido no es el aborto, lo que les espanta es que la maternidad ya no sea el fin principal de la sexualidad femenina sino el placer, un placer que puede ser ejercido con autonomía y responsabilidad.

Del falso instinto maternal y sus funciones.-

Hablar y analizar la falacia del instinto maternal implica citar a una de las autoras más importantes de la teoría y genealogía feminista, Simone de Beavoir.  Respecto a la construcción sociocultural de dicho instinto, la autora plantea:
“La niña imita a su madre, se identifica con ella, incluso a veces invierte los papeles y le dice: Cuando yo sea grande y tu pequeña. (....) Entonces la muñeca que le entregan, que es suya, no es solamente su doble, es también su hija. Se confía a su muñeca, la educa, afirma su autoridad soberana sobre ella, a veces, le arranca los brazos, la reprende, es decir a través de ella realiza la experiencia subjetiva y de la alienación”

Y aquí no existe ningún instinto maternal innato y misterioso ¿Por qué, se preguntan?

"La niña comprueba que el cuidado de los hijos corresponde a la madre y así se lo enseñan; los relatos oídos, los libros leídos, toda su pequeña existencia se lo confirma. Se la estimula a extasiarse ante aquellas riquezas futuras, le dan muñecas para que ya adopten un aspecto tangible.”

Todas las mujeres hemos tenido una o más muñecas a nuestro “cuidado”, ahora podemos entender que nuestra  "vocación " nos ha sido dictada impresionantemente.
Por eso afirmo que  el instinto maternal es un constructo social y cultural. Se trata de un mito de un supuesto “instinto materno” que se alimenta a través de espacios de adoctrinamiento masivo.

El mito del instinto maternal interviene en el control social de las mujeres, mediante discursos que crean subjetividades para éstas. Y las representaciones sociales en torno a la maternidad se las identifica porque están atravesadas por diferentes instituciones como el Estado, la iglesia, los responsables de salud, los juristas y otros.

Mientras este mito se mantenga intacto y latente, permanecerá también intocable la subordinación de las mujeres, a las que se les niega una identidad por fuera de la función materna.

Como lo dijo ya una autora: El cuerpo de las mujeres es el territorio sobre el cual se ha erigido el patriarcado, si, y esto se comprueba cada día, en cada espacio y en ciertas coyunturas como las de hoy, donde el negarse a ser madre sea cual sea el motivo significa la lapidación social para una mujer.

De la penalización social de una decisión.-

Alejarse de los mandatos impuestos, aprender a dudar de las verdades establecidas, ser escépticas con los mitos ya mencionados y ser constructoras autónomas de nuestras subjetividades todavía tiene un precio y aunque estamos dispuestas a pagarlo, lo denunciamos.

A lo largo de estos meses he identificado que el código penal y el artículo que penaliza con 3 años de cárcel a la mujer que se practique un aborto sin cumplir las causales estipuladas no es tan enemigo y no es tan peligroso como la penalización social que existe en cuanto a los cuerpos de las mujeres se refiere.

 Y se preguntarán a qué tipo de penalización social me refiero, pues a aquella que juzga, recrimina, y castiga a las mujeres que rompen con los designios “divinos” y mandados sociales. 

Estoy consciente de que la decisión de abortar resulta inentendible para muchas mujeres porque trastoca todo el sistema patriarcal en el que hemos sido definidas y formadas. Nosotras que estamos diseñadas naturalmente para ser madres, es incorrecto y hasta desnaturalizado que no deseemos circunscribirnos en las faenas maternales negando nuestros supuestos instintos.  

Lo ideal y lo socialmente aceptado es que toda mujer es una madre en potencia, lo esperado entonces, es que si ha quedado embarazada, cualquiera sea la situación y su contexto ese estado de maternidad es natural en ella y además íntimamente deseado (repetido hasta el cansancio) desde la infancia y lo aceptará tarde o temprano con la naturalidad, la satisfacción y todo el sacrificio que su feminidad aprendida lo demande. 

Porque como ya lo advertía De Beauvoir  “Es precisamente el hijo el que, según la tradición, debe garantizar a la mujer una autonomía concreta que la dispense de abocarse a ningún otro fin (...) el hijo es su alegría y su justificación. Por él se realiza completamente desde el punto de vista sexual y social…”
En nuestra sociedad muchas han cumplido el mandato a cabalidad y hoy son “sacrificadas madres-mujeres” y ahí no es donde radica el problema, merece análisis sí, pero amerita otro artículo, quiero hacer énfasis en que el problema y la injustica social es que pretendan que todas las mujeres cumplamos dicho destino sin desearlo.

Criminalizar nuestra decisión no evitará que el aborto siga existiendo, llamarnos asesinas no cambiará la realidad de cientos de mujeres que día a día libran una batalla íntima entre los dogmas morales aprendidos y los deseos propios para tomar la decisión de interrumpir definitivamente un embarazo.

Denuncio esta penalización social que viene de hombres y mujeres porque nadie, únicamente aquella mujer que pasó por ese suceso en su vida sabe lo que significa o significó ese momento de decisión. Ese instante íntimo y único en el que decides tu vida y lo que pasará en tu cuerpo. Por ello, decir “estoy a favor o en contra” con tanta autoridad como ligereza resulta, una agresión, un atrevimiento  y una violencia indescriptible. 

Denuncio el fanatismo con el que pretenden ser jueces y juezas de vidas ajenas ¿Cómo un hombre, un cuerpo masculino, un otro; o ni aún otra, decidirán sobre mi intimidad?, ¿quién es tan importante u omnipotente para  poner decisiones, emociones,  proyectos de vida,  sueños y frustraciones ajenas  en sus manos? Nadie. Porque es un tema de derechos que involucra el poder, la autoridad para decidir quién tiene derecho a tener derechos y a qué derechos.

Por eso apuntamos a que es imprescindible que cada mujer ejerza libremente con toda la información, la prevención y protección del caso, el más fundamental de sus derechos que es el de decidir sobre su cuerpo, en diálogo íntimo con ella misma.

De las cargas morales a lo real.- 

Mucho se ha hablado sobre los argumentos a favor y en contra de la despenalización del aborto, y valga aclarar al lector y lectora que no existe tal, no se está despenalizando nada, se trata de aumento de causales que es totalmente distinto. Sin embargo no voy a entrar a la argumentación explicita porque como lo dije al principio, este no es un artículo de justificación y de dadiva de permisos para que las mujeres podamos acceder a abortos libres y seguros, es un artículo que pretende llamar a la reflexión crítica de las y los ciudadanos para que abandonen mitos, se despojen de prejuicios y renuncien al papel de jueces que a nadie le corresponde. 

Quiero decirles a los ciudadanos que me leen que el aborto seguirá existiendo aunque no lo quieran ver. Que su penalización no lo elimina, ni lo reduce, lo clandestiniza y eso trae como consecuencia que al año mueran aproximadamente 500 mujeres bolivianas.

Quiero decirles a todos los que representan ese supuesto 80% que se opone a los derechos de las mujeres, que cargados de moralismos insulsos y particularistas, de discursos misóginos que nos deslegitiman no aportan nada y que su argumento de que son la “mayoría” no nos interesa, porque somos conocedoras de que LOS DERECHOS FUNDAMENTALES NO SE PROTEGEN EN FUNCIÓN DE LO QUE PIENSEN LAS MAYORIAS. 

Quiero que mis receptores se pregunten con honestidad si no conocen a mujeres que en algún momento de su vida decidieron optar por un aborto. La conocen, ¿verdad? Ahora piensen en ella o ellas, en su historicidad, en sus luchas, en su vida misma, y pregúntense a ustedes mismos si esa mujer merece ir a la cárcel.

Del opresor que no sería tan fuerte si no tuviera cómplices entre los oprimidos.- 

Voy finalizar este escrito con una premisa que me parece pertinente de analizar: ¿Por qué les molesta las mujeres que desobedecen? Porque les recuerdan que ellas están obedeciendo.

Hago alusión a dicha premisa porque en esta coyuntura no sólo se ha revelado la doble moral de nuestra sociedad a la hora de vilipendiar el aborto sino que se han atrevido a desvalorizar y minimizar la lucha feminista que por supuesto ha estado al frente de las trincheras en esta disputa. Y lo alarmante es que la misoginia se ha vestido de mujer para hacerlo. 

Desde los insultos más básicos, hasta artículos vacíos y atiborrados de odio nos han dedicado para deslegitimar una lucha que no es de ahora, sino histórica.  

En su fallido intento de provocarnos y ridiculizarnos han reflejado que le hacen juego al sistema patriarcal, sin siquiera cuestionarlo y lo más peligroso, han demostrado cuán  funcionales son a un discurso histórico que carga siglos de opresión y sometimiento.

Se ha manifestado su enojo y repudio a que las representemos, compañeras les aclaro que lo que nos ha enseñado justamente el feminismo es a autorepresentarnos, nosotras no las representamos en lo absoluto, en todo caso las convocamos a repensarse y cuestionarse, si así quisieran hacerlo, por supuesto. 

A ellas quiero decirles, que considero que se resisten al feminismo porque es una agonía ser totalmente consciente de la brutal misoginia que perpetran la cultura y la sociedad en todas las esferas. Y finalmente necesito precisar: Es cierto que no están obligadas a ser feministas, el feminismo existe justo para que no se les obligue a nada.

*Feminista y Politóloga