lunes, 6 de noviembre de 2017

LA LUCHA NO HA TERMINADO






Por: Anahi Alurralde Molina*

Voy a comenzar este artículo pensando en Renata, Andrea, Estefanía, Paola y en esas mil mujeres más que hace poco o mucho se practicaron un aborto en la clandestinidad siendo estudiantes, acabando la carrera, siendo madres de ya tres hijos o siendo adolescentes. Me pregunto ¿Qué pensarán hoy que se han ampliado las causales para practicarse un aborto legal y seguro?  ¿Qué sentirán al saber que hoy sus sobrinas, sus hermanas, sus hijas, no tendrán que poner en riesgo su vida por decirle NO a una maternidad no deseada?

Diversas serían las respuestas y segura estoy que la mayoría estarían imbuidas de celebración, y si hay que celebrar, pero sin que eso nos anule la criticidad que requiere este tema en el que la vida y la subjetividad de miles de mujeres bolivianas están en juego. 

¿Qué se ha logrado?

Después de 6 meses de intensas posiciones encontradas, el pasado 28 de septiembre  se ha aprobado el artículo 153 del código penal con el aumento de causales que evita que el aborto sea punible en ciertas circunstancias. Y para el lector o lectora, explicamos lo que implica dichas causales y las reflexiones que guardo de cada una de ellas.

Siempre que sea dentro de las primeras ocho semanas una mujer que sea estudiante podrá abortar, con esto se busca ampliar la protección a mujeres jóvenes, y no es para menos tomando en cuenta que el índice de embarazo juvenil en Bolivia es excesivamente alto. Sin embargo me pregunto  ¿Y si no estudia? No olvidemos que todavía existe abandono escolar femenino con porcentajes bajos, pero que hablan de una realidad. El  6% en secundaria y 2,5% en primaria. ¿Las causas? La feminización de la pobreza y el imperante machismo, entre otras.

Continuamos, bajo la misma condición respecto al tiempo de gestación, cuando sean niñas o adolecentes también podrán acceder a un aborto seguro. Voy a ser incisiva en esto ¿Cómo se va a lograr  que una adolescente sepa que está embarazada antes de las 8 semanas? Menciono y hago hincapié porque soy mujer y pertenezco a esa generación donde no nos enseñaron a conocer nuestro cuerpo, sino a odiarlo y tenerle el suficiente pudor para no dejar de ser una “señorita”. Confío en que en  estos tiempos  si se habla de educación sexual y reproductiva en los colegios, y si aún no se lo hace que se empiece ya.

Seguimos, también podrán  interrumpir  un embarazo las mujeres que tengan a su cargo a personas adultas, discapacitadas o consanguíneos menores. Es decir que cuide a ancianos, a sus padres, a enfermos o a hermanos pequeños, siempre y cuando sean más de uno. Aquí quiero hacer notar cómo  se circunscribe a la mujer en la tarea de los cuidados. La lógica es: Ya se hace cargo de otras personas, bueno entonces está bien que no sea madre. Habrá que preguntarse  ¿Y si su cotidianidad está limitada en otro tipo de trabajos que le requieren considerables horas? O ¿Si sencillamente no tiene tiempo para atender a nadie que no sea a ella?

Continuamos,  se podrá acceder  a un aborto para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada.  Un punto verdaderamente obvio, pero necesario para todos y todas aquellas que consideran que la maternidad es sacrificio y que la integridad de la mujer no vale nada.
Por otro lado, tendrán la opción de abortar las mujeres en cuyos embarazos se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida o cuando el embarazo sea consecuencia de reproducción asistida no consentida por la mujer.  

Y como ya estaba estipulado, el aborto no será punible cuando el embarazo sea consecuencia de una violación o incesto. La obviedad de este punto es estridente, sin embargo voy a mencionar algo al respecto para todos aquellos que se rasgan las vestiduras al momento de decir: ¡el aborto sólo debería estar permitido en casos de violación! A todos esos les digo, si apoyan el derecho al aborto sólo en casos de violación, están diciendo que una mujer necesita ser dominada, violada y humillada por un hombre para que merezca el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

¿La lucha ha terminado?

No, una y otra vez no. Incluso me atrevería a decir que recién ha empezado. Esta ha sido una batalla ganada, el lector o lectora más optimistas se preguntarán ¿Pero Por qué? Les respondo, el oscurantismo que todavía nos persigue como sociedad y que se refleja en los discursos de odio que emiten día a día los sectores conservadores será el principal enemigo a enfrentar.

Y no hablo de elucubraciones mías, no, no, hablo de una realidad cuando representantes de la Iglesia Católica salen campantes a declarar  que “La Iglesia no negociará el tema del aborto y que, cueste lo que cueste, incluyendo la posibilidad de que se lleguen a cerrar los centros de salud de la misma Iglesia, seguirán defendiendo los principios de la vida” Pareciera que no tienen la mínima voluntad de entender que la vida de las mujeres no se negocia, como ellos lo hacen con curas, obispos y cardenales pederastas.

Y por si fuera poco, nos tocará luchar también con la alianza criminal que se ve venir entre Iglesia y Colegio Médico, ambas instituciones con representantes revestidos de doble moral que en nombre de Dios, por un lado lucran con la vida de las mujeres y por otro, ahora pueden dejarlas morir.

Tocará también ser constructoras y constructores de espacios críticos para luchar contra las  cargas prejuiciosas y moralistas que criminalizan a las mujeres que han abortado, hay que desmontarlas y lograr así la despenalización social del aborto. Porque ninguna mujer que aborta es mala y la sociedad tiene que entenderlo.

¿Y ahora qué sigue?

Para las y los legisladores la inminente tarea de ser  rígidos vigilantes de la aplicación de cada una de las causales estipuladas, precautelar que ninguna estudiante, ninguna adolescente, ni ninguna mujer  deba peregrinar y ser sometida a re victimización o criminalización de su decisión de no ser madre.

Para las y los médicos repensarse, dejar a un lado los estigmas y cumplir lo establecido sin lucrar y sin pretender negociar con la vida o con la estabilidad emocional de las mujeres.

Para las y los educadores asumir la responsabilidad de hablar de sexualidad responsable, de llamar a las cosas por su nombre y tener claro que si a las mujeres se les habla de anticoncepción, a los hombres deben hablarles de consentimiento.

Para nosotras seguir firmes en la lucha y trabajar mucho para que en un tiempo no muy lejano, se logre la despenalización total del aborto, no porque a nosotras nos parezca lo correcto, sino porque es lo necesario. Porque no quiero que ni mi hija, (si algún día decido ejercer mi maternidad)  ni la tuya, ni la de nadie tengan que seguir luchando por esto. Porque no quiero que tengan que repetir hasta las lágrimas que la mayor violencia estructural para una mujer es darle a elegir entre ser madre o ir a la cárcel.

Todo eso sigue, todo eso aún queda.

*Feminista y Politóloga

No hay comentarios:

Publicar un comentario