Por: Anahi Alurralde Molina y
Sergio Salazar Aliaga
Queremos comenzar este escrito
precisando que No se necesita ser la
causa para defender la causa y defenderla con toda convicción porque ante
todo vamos a hablar de un tema que implica humanidad.
Humanidad de la que muchos y
muchas han demostrado carecer.
La
sentencia prejuiciosa y sus celebraciones.-
El pasado 9 de noviembre el Tribunal Constitucional Plurinacional emitió la sentencia 076, así en números duros parecería una sentencia más, sin embargo en las líneas de dicha sentencia reviven las inequidades, injusticias y retrocesos más grandes de nuestra historia como País.
Dicha sentencia es contra la Ley
N 078 de Identidad de Género, específicamente al Parágrafo II del artículo 11
declarado inconstitucional. ¿Y qué indica el parágrafo declarado
inconstitucional?
“El cambio de nombre propio, dato de sexo e imagen, permitirá a la
persona ejercer todos los derechos fundamentales, políticos, laborales,
civiles, económicos y sociales, así como las obligaciones inherentes a la
identidad de género asumida”.
Esto significa que a las personas
transexuales y transgénero les han arrebatado los derechos fundamentales que
por su condición de seres humanos le son inherentes. Significa decirle al mundo
que en Bolivia la población trans puede cambiarse el nombre y construir su
identidad de género bajo el alto precio de renunciar a los derechos básicos.
Significa sobre todo descubrir que no ha cambiado nada, porque ni años de
lucha, ni una Ley aprobada con rimbombancia son más fuertes que los siglos de
colonialismo y conservadurismo que nos asechan y nos enclaustran la mente.
La noticia vergonzosa nos llegó a
través de un audio que emitía la voz estridente de un hombre, a medida que lo
escuchábamos la náusea fue en aumento porque cada frase que pronunciaba
vomitaba ignorancia, intolerancia y odio puro. Claramente el sujeto estaba
celebrando la decisión del TCP y gozaba
al hacerlo, asumimos que se trataba de un representante de la Iglesia Católica
o quizá de una evangélica o mormona, al fin y al cabo representan los mismos
siglos de opresión. Sin embargo grande fue el estupor al enterarnos que el
autor de dicho audio era un Asambleísta Nacional, específicamente un Diputado de Sucre, nuevamente
Horacio Poppe y su miseria, nuevamente porque el ínclito varón fue también uno
de los opositores acérrimos de la ampliación de causales para el aborto no
punible, argumentando que la biología es destino y que ser mujer es sinónimo de
ser madre. Como no sospecharlo, el mismo discurso de misoginia y machismo ahora
era vertido con tintes de homofobia y transfobia.
Mencionamos esto porque es
inminente visibilizar y nombrar a quienes tendrán una deuda histórica no solo
con la población LGTTBI sino con el país entero. Y sobre todo porque es
necesario denunciar que representantes nacionales no legislan apartados de sus
cadenas religiosas y moralistas, al contrario hacen de esta su bandera a la
hora de tomar decisiones y para vergüenza suya, también a la hora de
convertirse en los nuevos verdugos
fascistas de nuestra historia.
Aggiornar
los DDHH.-
Así como hemos puntualizado el
retroceso que significa la decisión de ciertos magistrados y magistradas,
también consideramos necesario mencionar que han sido años importantes para el
debate de los derechos humanos en general, en esta gestión se aprobó la legalización de
causales sobre el aborto, se debate el nuevo código penal, el año pasado la
promulgación de la Ley de Identidad de
Género y en estos nuevos días la encrucijada por el fallo del Tribunal Constitucional que
está generando debate nacional.
Ya son ocho años que vivimos en
un proyecto de cambio de reformas, una de las síntesis y desafíos fue la
“Asamblea Constituyente”, esa constituyente que pasó por avatares, errores, aciertos
y problemas, y en nuestro razonamiento ese proceso constituyente no ha
terminado, dejando de lado la aplicación del texto constitucional a la batalla
de la interpretación y aplicación en materia jurídica, estrictamente de las
leyes, pero también de dar el salto cualitativo y dialéctico para crear una
nueva propuesta de sociedad a la que esperamos llegar.
Sería mentirnos a nosotros mismos
decir que superamos el Estado colonial o poscolonial, todavía existen resabios,
herencias de relaciones anormales y asimétricas con imperativos
políticos-económicos coloniales con conclusiones maquineas para manifestar, por
ejemplo la del “Derecho natural”.
Han llevado al Derecho Natural o
la familia natural a encasillarlo a la descripción biológica y fisiológica del
sexo, es decir el sexo masculino determinado por cromosomas XY y el sexo
femenino determinado por cromosomas XX, sin batalla de interpretación, de reflexión,
sino visto como algo monolítico y absoluto. Sin embargo al desbaratar la
descripción biológica como discurso dominante nos damos cuenta que han hecho
del Derecho natural un hecho político también, que supone la heterosexualidad,
como una relación de poder.
Y es pues que esta distinción de
género entre hombre y mujer determina un orden político, pero alejado de una
mirada de humanidad con sus subjetividades, es decir alejadas de la noción de
diversidad sexual y muy cerca a la práctica biopolítica de subjetivación a la
mujer, es decir a la explotación y subsunción de la mujer, eso es un hecho
político de relaciones de poder, conocido como patriarcado. En ese sentido la
posición sexual de los sujetos es un reconocimiento simbólico.
Por eso la herencia neoliberal no
ha sido superada, todavía quedan esas formas de centrar el discurso a la
democratización, el orden constituido, el falso orgullo nacional, la familia
natural, el género impuesto, medio ambiente asociado a la estabilidad política,
a los avances institucionales o los ejercicios electorales. Sin embargo, hoy
Bolivia ha sumado retos de transformaciones, no solamente en los cambios de
paradigmas, sino también en sus formas de funcionamiento, por eso se refunda a
partir de la pluralidad, pero todavía los Derechos Humanos están vistos con una
mirada de modernidad, con saberes europeos, desde una mirada de dominación, por
el rechazo de los subalternos, el rechazo del otro como lo devela el Diputado
Horacio Poppe.
La familia
natural y su hegemónica idealización.-
Cuando escuchamos las expresiones
de grupos que creen defender la “familia natural”, consideramos necesario
volver al debate primario, que se centra en entender que la biología no es
destino y que son las construcciones sociales las que nos determinan y
condicionan.
La etimología del término sexo
viene del latín sexus, que significa dividir y que viene de la antigua Roma,
dividir el sexuar para garantizar las prórrogas de las relaciones de poder, y
ya a partir de la modernidad sale el tema de las cromosomas que viene del
griego cromo que significa color y somas que significa cuerpo visto.
Por eso es ineludible recordar
que para la cultura occidental debe
existir una concordancia entre tres identidades; la sexual (hombre o mujer), la
de género (masculino o femenino) y la erótico-sexual (hombres que prefieren
relacionarse erótica y afectivamente con mujeres y viceversa específicamente),
porque éste es el mandato social. En otras palabras, un hombre debe ser
masculino y heterosexual, mientras que una mujer debe ser femenina y
heterosexual. A esto se le denomina visión binaria del sexo y del género, que
permite fomentar una concepción donde el sexo es definido por los genitales que
anuncian un fin de reproducción.
Es en base a este reducido razonamiento
que personas como H. Poppe u otros se
aferran casi a muerte para “convencernos” que la sexualidad se debe llevar a
cabo entre un hombre y una mujer. En este sentido, se comprende una
complementariedad reproductiva (y por ende sexual) entre los sexos; es decir,
que el hombre es el complemento de la mujer y viceversa, aunque esto poco tenga
que ver con el camino que tome el deseo sexual en cada persona. Esto no sólo
permite invisibilizar las relaciones sexuales y afectivas entre personas del
mismo sexo, sino que además da lugar a ejercer violencia y agresión en su
contra sustentado por esta visión binaria y heteronormativa.
La violencia e intolerancia pueden no tener límites, como se está viendo
en nuestro país, pues se ha llegado a la sustracción de derechos humanos
fundamentales. Porque decir que la sentencia y sus implicancias no tienen como
esencia y motor principal la homofobia es una falacia que no aceptamos.
Y como consecuencia directa del
razonamiento planteado está la idealización de la familia constituida entre un
hombre y una mujer, olvidando que es una institución que hace mucho demostró lo
violenta y disfuncional que puede llegar a ser.
Porque les recordamos a todas y
todos los que la idealizan y consideran la única alternativa de familia que son
en los hogares “naturales” donde los casos de incesto, tortura y violencia se
dan con una frecuencia estrepitosa. Por eso como conjunto social tenemos la
obligación ética de repensar y reaprender lo enseñado para entender y
respetar la construcción de nuevas
instituciones que no por ser diferentes tienen menos amor, valores y
estabilidad.
La
diversidad y el giro discursivo.-
Para continuar con el análisis
queremos volver a Zavaleta Mercado quien
señalaba que Bolivia es un Estado abigarrado, lo que nos hace pensar que es
necesario desplazar la hegemonía sobre la diversidad hacia la hegemonía de la
diversidad sexual, esto significa que son necesarias políticas del
reconocimiento y no de exclusión, una
articulación distinta, la pluralidad vista como la diversidad de los seres y
culturas.
En ese sentido el Estado
Plurinacional ha podido respetar la variación de pensamientos que existen
dentro de la sociedad y tiene que velar por lo general, por lo macro en
Derechos Humanos, podemos poner el ejemplo que nos da Zizek “imaginemos a un
sujeto sosteniendo una caja de jugo de naranja, su perspectiva le permitirá
sólo observar una cara de la caja, tendrá que hacerla girar para observar las
otras caras de la caja. Ahora imaginemos que el sujeto que sostiene la caja es
un ingeniero de alimentos, su mirada estará dirigida a la información de los
compuestos de la caja (jugo de naranja, azúcar, conservantes), ahora vayamos a
suponer que el sujeto ya no es un ingeniero de alimentos sino un artista
plástico, entonces su mirada se dirigirá a la composición de las letras, el
arte de la presentación de la caja, etc. La diferencia observada en la caja
parte del punto de vista y del sujeto que observa la caja”. El Estado tiene que
ver la diferencia observada.
Es decir Bolivia debe seguir en la lucha y seguir en los
avances cualitativos de la discursividad de los Derechos Humanos y el giro que
tiene que existir es hacia la mirada general: el imaginario de lo macho
protegiendo a todos los actores involucrados en la sociedad y ese cambio es posible
en este tiempo político porque se abrió
el espacio de indeterminación.
El reto
es de todas y todos.-
Para concluir este artículo vamos a reiterar nuestro
respeto a la legítima lucha de la población LGTTBI y nuestro respaldo absoluto
a sus demandas, porque hemos dejado el estado interpretado, estamos asumiendo
el reto de pensar por nosotros mismos despojados de las herencias colonialistas
y patriarcales. Pensar por nosotros mismos significa entender nuevas maneras de
ser y estar en el mundo y no sólo entenderlas sino respetarlas y convivir con
ellas.
Invitamos a todas y todos los que
nos leen a que se planteen el reto de desaprender lo hegemónicamente enseñado y
ser capaces de construir sus propias subjetividades, porque es tiempo de tener
voz propia para disentir y resistir por
uno mismo y por todos, porque nosotros y las próximas generaciones se merecen
vivir en libertad y en una democracia que les garantice todos los derechos.
Porque tenemos claro que queremos: ¡Todos los derechos para todos!
Finalmente quisiéramos parafrasear a Barthes, y decir que escribir
entre los dos, como compañeros de vida que somos es más alegría que honor, pues
el honor puede ser inmerecido pero la alegría no lo es jamás.
*Feminista
y Politóloga
*Guevarista