lunes, 20 de noviembre de 2017

DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS “FAMILIAS NATURALES”









Por: Anahi Alurralde Molina y Sergio Salazar Aliaga

Queremos comenzar este escrito precisando que No se necesita ser la causa para defender la causa y defenderla con toda convicción porque ante todo vamos a hablar de un tema que implica humanidad.
Humanidad de la que muchos y muchas han demostrado carecer.

La sentencia prejuiciosa y sus celebraciones.-

El pasado 9 de noviembre el Tribunal Constitucional Plurinacional emitió la sentencia 076, así en números duros parecería una sentencia más, sin embargo en las líneas de dicha sentencia reviven las inequidades, injusticias y retrocesos más grandes de nuestra historia como País.

Dicha sentencia es contra la Ley N 078 de Identidad de Género, específicamente al Parágrafo II del artículo 11 declarado inconstitucional. ¿Y qué indica el parágrafo declarado inconstitucional?

El cambio de nombre propio, dato de sexo e imagen, permitirá a la persona ejercer todos los derechos fundamentales, políticos, laborales, civiles, económicos y sociales, así como las obligaciones inherentes a la identidad de género asumida”.

Esto significa que a las personas transexuales y transgénero les han arrebatado los derechos fundamentales que por su condición de seres humanos le son inherentes. Significa decirle al mundo que en Bolivia la población trans puede cambiarse el nombre y construir su identidad de género bajo el alto precio de renunciar a los derechos básicos. Significa sobre todo descubrir que no ha cambiado nada, porque ni años de lucha, ni una Ley aprobada con rimbombancia son más fuertes que los siglos de colonialismo y conservadurismo que nos asechan y nos enclaustran la mente.

La noticia vergonzosa nos llegó a través de un audio que emitía la voz estridente de un hombre, a medida que lo escuchábamos la náusea fue en aumento porque cada frase que pronunciaba vomitaba ignorancia, intolerancia y odio puro. Claramente el sujeto estaba celebrando la decisión del TCP y  gozaba al hacerlo, asumimos que se trataba de un representante de la Iglesia Católica o quizá de una evangélica o mormona, al fin y al cabo representan los mismos siglos de opresión. Sin embargo grande fue el estupor al enterarnos que el autor de dicho audio era un Asambleísta Nacional,  específicamente un Diputado de Sucre, nuevamente Horacio Poppe y su miseria, nuevamente porque el ínclito varón fue también uno de los opositores acérrimos de la ampliación de causales para el aborto no punible, argumentando que la biología es destino y que ser mujer es sinónimo de ser madre. Como no sospecharlo, el mismo discurso de misoginia y machismo ahora era vertido con tintes de homofobia y transfobia.

Mencionamos esto porque es inminente visibilizar y nombrar a quienes tendrán una deuda histórica no solo con la población LGTTBI sino con el país entero. Y sobre todo porque es necesario denunciar que representantes nacionales no legislan apartados de sus cadenas religiosas y moralistas, al contrario hacen de esta su bandera a la hora de tomar decisiones y para vergüenza suya, también a la hora de convertirse en los  nuevos verdugos fascistas de nuestra historia.

Aggiornar los DDHH.-

Así como hemos puntualizado el retroceso que significa la decisión de ciertos magistrados y magistradas, también consideramos necesario mencionar que han sido años importantes para el debate de los derechos humanos en general,  en esta gestión se aprobó la legalización de causales sobre el aborto, se debate el nuevo código penal, el año pasado la promulgación de la  Ley de Identidad de Género y en estos nuevos días la encrucijada  por el fallo del Tribunal Constitucional que está generando debate nacional.
Ya son ocho años que vivimos en un proyecto de cambio de reformas, una de las síntesis y desafíos fue la “Asamblea Constituyente”, esa constituyente que pasó por avatares, errores, aciertos y problemas, y en nuestro razonamiento ese proceso constituyente no ha terminado, dejando de lado la aplicación del texto constitucional a la batalla de la interpretación y aplicación en materia jurídica, estrictamente de las leyes, pero también de dar el salto cualitativo y dialéctico para crear una nueva propuesta de sociedad a la que esperamos llegar.
Sería mentirnos a nosotros mismos decir que superamos el Estado colonial o poscolonial, todavía existen resabios, herencias de relaciones anormales y asimétricas con imperativos políticos-económicos coloniales con conclusiones maquineas para manifestar, por ejemplo la del “Derecho natural”.

Han llevado al Derecho Natural o la familia natural a encasillarlo a la descripción biológica y fisiológica del sexo, es decir el sexo masculino determinado por cromosomas XY y el sexo femenino determinado por cromosomas XX, sin batalla de interpretación, de reflexión, sino visto como algo monolítico y absoluto. Sin embargo al desbaratar la descripción biológica como discurso dominante nos damos cuenta que han hecho del Derecho natural un hecho político también, que supone la heterosexualidad, como una relación de poder.

Y es pues que esta distinción de género entre hombre y mujer determina un orden político, pero alejado de una mirada de humanidad con sus subjetividades, es decir alejadas de la noción de diversidad sexual y muy cerca a la práctica biopolítica de subjetivación a la mujer, es decir a la explotación y subsunción de la mujer, eso es un hecho político de relaciones de poder, conocido como patriarcado. En ese sentido la posición sexual de los sujetos es un reconocimiento simbólico.

Por eso la herencia neoliberal no ha sido superada, todavía quedan esas formas de centrar el discurso a la democratización, el orden constituido, el falso orgullo nacional, la familia natural, el género impuesto, medio ambiente asociado a la estabilidad política, a los avances institucionales o los ejercicios electorales. Sin embargo, hoy Bolivia ha sumado retos de transformaciones, no solamente en los cambios de paradigmas, sino también en sus formas de funcionamiento, por eso se refunda a partir de la pluralidad, pero todavía los Derechos Humanos están vistos con una mirada de modernidad, con saberes europeos, desde una mirada de dominación, por el rechazo de los subalternos, el rechazo del otro como lo devela el Diputado Horacio Poppe.

La familia natural y su hegemónica idealización.-

Cuando escuchamos las expresiones de grupos que creen defender la “familia natural”, consideramos necesario volver al debate primario, que se centra en entender que la biología no es destino y que son las construcciones sociales las que nos determinan y condicionan.
La etimología del término sexo viene del latín sexus, que significa dividir y que viene de la antigua Roma, dividir el sexuar para garantizar las prórrogas de las relaciones de poder, y ya a partir de la modernidad sale el tema de las cromosomas que viene del griego cromo que significa color y somas que significa cuerpo visto.

Por eso es ineludible recordar que  para la cultura occidental debe existir una concordancia entre tres identidades; la sexual (hombre o mujer), la de género (masculino o femenino) y la erótico-sexual (hombres que prefieren relacionarse erótica y afectivamente con mujeres y viceversa específicamente), porque éste es el mandato social. En otras palabras, un hombre debe ser masculino y heterosexual, mientras que una mujer debe ser femenina y heterosexual. A esto se le denomina visión binaria del sexo y del género, que permite fomentar una concepción donde el sexo es definido por los genitales que anuncian un fin de reproducción.

Es en base a este reducido razonamiento que personas como H. Poppe u otros  se aferran casi a muerte para “convencernos” que la sexualidad se debe llevar a cabo entre un hombre y una mujer. En este sentido, se comprende una complementariedad reproductiva (y por ende sexual) entre los sexos; es decir, que el hombre es el complemento de la mujer y viceversa, aunque esto poco tenga que ver con el camino que tome el deseo sexual en cada persona. Esto no sólo permite invisibilizar las relaciones sexuales y afectivas entre personas del mismo sexo, sino que además da lugar a ejercer violencia y agresión en su contra sustentado por esta visión binaria y heteronormativa.

La violencia e intolerancia  pueden no tener límites, como se está viendo en nuestro país, pues se ha llegado a la sustracción de derechos humanos fundamentales. Porque decir que la sentencia y sus implicancias no tienen como esencia y motor principal la homofobia es una falacia que no aceptamos.

Y como consecuencia directa del razonamiento planteado está la idealización de la familia constituida entre un hombre y una mujer, olvidando que es una institución que hace mucho demostró lo violenta y disfuncional que puede llegar a ser.

Porque les recordamos a todas y todos los que la idealizan y consideran la única alternativa de familia que son en los hogares “naturales” donde los casos de incesto, tortura y violencia se dan con una frecuencia estrepitosa. Por eso como conjunto social tenemos la obligación ética de repensar y reaprender lo enseñado para entender y respetar  la construcción de nuevas instituciones que no por ser diferentes tienen menos amor, valores y estabilidad.


La diversidad y el giro discursivo.-

Para continuar con el análisis queremos volver a  Zavaleta Mercado quien señalaba que Bolivia es un Estado abigarrado, lo que nos hace pensar que es necesario desplazar la hegemonía sobre la diversidad hacia la hegemonía de la diversidad sexual, esto significa que son necesarias políticas del reconocimiento y no de  exclusión, una articulación distinta, la pluralidad vista como la diversidad de los seres y culturas.

En ese sentido el Estado Plurinacional ha podido respetar la variación de pensamientos que existen dentro de la sociedad y tiene que velar por lo general, por lo macro en Derechos Humanos, podemos poner el ejemplo que nos da Zizek “imaginemos a un sujeto sosteniendo una caja de jugo de naranja, su perspectiva le permitirá sólo observar una cara de la caja, tendrá que hacerla girar para observar las otras caras de la caja. Ahora imaginemos que el sujeto que sostiene la caja es un ingeniero de alimentos, su mirada estará dirigida a la información de los compuestos de la caja (jugo de naranja, azúcar, conservantes), ahora vayamos a suponer que el sujeto ya no es un ingeniero de alimentos sino un artista plástico, entonces su mirada se dirigirá a la composición de las letras, el arte de la presentación de la caja, etc. La diferencia observada en la caja parte del punto de vista y del sujeto que observa la caja”. El Estado tiene que ver la diferencia observada.

Es decir Bolivia  debe seguir en la lucha y seguir en los avances cualitativos de la discursividad de los Derechos Humanos y el giro que tiene que existir es hacia la mirada general: el imaginario de lo macho protegiendo a todos los actores involucrados en la sociedad y ese cambio es posible en este tiempo político porque  se abrió el espacio de indeterminación.

El reto es de todas y todos.-

Para concluir  este artículo vamos a reiterar nuestro respeto a la legítima lucha de la población LGTTBI y nuestro respaldo absoluto a sus demandas, porque hemos dejado el estado interpretado, estamos asumiendo el reto de pensar por nosotros mismos despojados de las herencias colonialistas y patriarcales. Pensar por nosotros mismos significa entender nuevas maneras de ser y estar en el mundo y no sólo entenderlas sino respetarlas y convivir con ellas.

Invitamos a todas y todos los que nos leen a que se planteen el reto de desaprender lo hegemónicamente enseñado y ser capaces de construir sus propias subjetividades, porque es tiempo de tener voz propia para disentir y  resistir por uno mismo y por todos, porque nosotros y las próximas generaciones se merecen vivir en libertad y en una democracia que les garantice todos los derechos. Porque tenemos claro que queremos: ¡Todos los derechos para todos!

Finalmente  quisiéramos  parafrasear a Barthes, y decir que escribir entre los dos, como compañeros de vida que somos es más alegría que honor, pues el honor puede ser inmerecido pero la alegría no lo es jamás.



*Feminista y Politóloga

*Guevarista

lunes, 6 de noviembre de 2017

LA LUCHA NO HA TERMINADO






Por: Anahi Alurralde Molina*

Voy a comenzar este artículo pensando en Renata, Andrea, Estefanía, Paola y en esas mil mujeres más que hace poco o mucho se practicaron un aborto en la clandestinidad siendo estudiantes, acabando la carrera, siendo madres de ya tres hijos o siendo adolescentes. Me pregunto ¿Qué pensarán hoy que se han ampliado las causales para practicarse un aborto legal y seguro?  ¿Qué sentirán al saber que hoy sus sobrinas, sus hermanas, sus hijas, no tendrán que poner en riesgo su vida por decirle NO a una maternidad no deseada?

Diversas serían las respuestas y segura estoy que la mayoría estarían imbuidas de celebración, y si hay que celebrar, pero sin que eso nos anule la criticidad que requiere este tema en el que la vida y la subjetividad de miles de mujeres bolivianas están en juego. 

¿Qué se ha logrado?

Después de 6 meses de intensas posiciones encontradas, el pasado 28 de septiembre  se ha aprobado el artículo 153 del código penal con el aumento de causales que evita que el aborto sea punible en ciertas circunstancias. Y para el lector o lectora, explicamos lo que implica dichas causales y las reflexiones que guardo de cada una de ellas.

Siempre que sea dentro de las primeras ocho semanas una mujer que sea estudiante podrá abortar, con esto se busca ampliar la protección a mujeres jóvenes, y no es para menos tomando en cuenta que el índice de embarazo juvenil en Bolivia es excesivamente alto. Sin embargo me pregunto  ¿Y si no estudia? No olvidemos que todavía existe abandono escolar femenino con porcentajes bajos, pero que hablan de una realidad. El  6% en secundaria y 2,5% en primaria. ¿Las causas? La feminización de la pobreza y el imperante machismo, entre otras.

Continuamos, bajo la misma condición respecto al tiempo de gestación, cuando sean niñas o adolecentes también podrán acceder a un aborto seguro. Voy a ser incisiva en esto ¿Cómo se va a lograr  que una adolescente sepa que está embarazada antes de las 8 semanas? Menciono y hago hincapié porque soy mujer y pertenezco a esa generación donde no nos enseñaron a conocer nuestro cuerpo, sino a odiarlo y tenerle el suficiente pudor para no dejar de ser una “señorita”. Confío en que en  estos tiempos  si se habla de educación sexual y reproductiva en los colegios, y si aún no se lo hace que se empiece ya.

Seguimos, también podrán  interrumpir  un embarazo las mujeres que tengan a su cargo a personas adultas, discapacitadas o consanguíneos menores. Es decir que cuide a ancianos, a sus padres, a enfermos o a hermanos pequeños, siempre y cuando sean más de uno. Aquí quiero hacer notar cómo  se circunscribe a la mujer en la tarea de los cuidados. La lógica es: Ya se hace cargo de otras personas, bueno entonces está bien que no sea madre. Habrá que preguntarse  ¿Y si su cotidianidad está limitada en otro tipo de trabajos que le requieren considerables horas? O ¿Si sencillamente no tiene tiempo para atender a nadie que no sea a ella?

Continuamos,  se podrá acceder  a un aborto para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada.  Un punto verdaderamente obvio, pero necesario para todos y todas aquellas que consideran que la maternidad es sacrificio y que la integridad de la mujer no vale nada.
Por otro lado, tendrán la opción de abortar las mujeres en cuyos embarazos se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida o cuando el embarazo sea consecuencia de reproducción asistida no consentida por la mujer.  

Y como ya estaba estipulado, el aborto no será punible cuando el embarazo sea consecuencia de una violación o incesto. La obviedad de este punto es estridente, sin embargo voy a mencionar algo al respecto para todos aquellos que se rasgan las vestiduras al momento de decir: ¡el aborto sólo debería estar permitido en casos de violación! A todos esos les digo, si apoyan el derecho al aborto sólo en casos de violación, están diciendo que una mujer necesita ser dominada, violada y humillada por un hombre para que merezca el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

¿La lucha ha terminado?

No, una y otra vez no. Incluso me atrevería a decir que recién ha empezado. Esta ha sido una batalla ganada, el lector o lectora más optimistas se preguntarán ¿Pero Por qué? Les respondo, el oscurantismo que todavía nos persigue como sociedad y que se refleja en los discursos de odio que emiten día a día los sectores conservadores será el principal enemigo a enfrentar.

Y no hablo de elucubraciones mías, no, no, hablo de una realidad cuando representantes de la Iglesia Católica salen campantes a declarar  que “La Iglesia no negociará el tema del aborto y que, cueste lo que cueste, incluyendo la posibilidad de que se lleguen a cerrar los centros de salud de la misma Iglesia, seguirán defendiendo los principios de la vida” Pareciera que no tienen la mínima voluntad de entender que la vida de las mujeres no se negocia, como ellos lo hacen con curas, obispos y cardenales pederastas.

Y por si fuera poco, nos tocará luchar también con la alianza criminal que se ve venir entre Iglesia y Colegio Médico, ambas instituciones con representantes revestidos de doble moral que en nombre de Dios, por un lado lucran con la vida de las mujeres y por otro, ahora pueden dejarlas morir.

Tocará también ser constructoras y constructores de espacios críticos para luchar contra las  cargas prejuiciosas y moralistas que criminalizan a las mujeres que han abortado, hay que desmontarlas y lograr así la despenalización social del aborto. Porque ninguna mujer que aborta es mala y la sociedad tiene que entenderlo.

¿Y ahora qué sigue?

Para las y los legisladores la inminente tarea de ser  rígidos vigilantes de la aplicación de cada una de las causales estipuladas, precautelar que ninguna estudiante, ninguna adolescente, ni ninguna mujer  deba peregrinar y ser sometida a re victimización o criminalización de su decisión de no ser madre.

Para las y los médicos repensarse, dejar a un lado los estigmas y cumplir lo establecido sin lucrar y sin pretender negociar con la vida o con la estabilidad emocional de las mujeres.

Para las y los educadores asumir la responsabilidad de hablar de sexualidad responsable, de llamar a las cosas por su nombre y tener claro que si a las mujeres se les habla de anticoncepción, a los hombres deben hablarles de consentimiento.

Para nosotras seguir firmes en la lucha y trabajar mucho para que en un tiempo no muy lejano, se logre la despenalización total del aborto, no porque a nosotras nos parezca lo correcto, sino porque es lo necesario. Porque no quiero que ni mi hija, (si algún día decido ejercer mi maternidad)  ni la tuya, ni la de nadie tengan que seguir luchando por esto. Porque no quiero que tengan que repetir hasta las lágrimas que la mayor violencia estructural para una mujer es darle a elegir entre ser madre o ir a la cárcel.

Todo eso sigue, todo eso aún queda.

*Feminista y Politóloga