Por: Anahi Alurralde Molina
Mary Wollstonecraft decía “No
les deseo (a las mujeres) que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí
mismas” y hace algún tiempo ya, entre
elucubraciones mentales constantes e ideas mudables, voy afirmando que entre nuestras fuentes de poder está el
conocimiento, además ese que nosotras escogemos y decidimos adquirir.
Por esto, quiero volver a la genealogía feminista, esa que
nos crea conciencia.
Hoy he elegido compartir un fragmento histórico de uno de los capítulos de la obra fundante de Flora Tristán, la paria, aquella mujer que en su vida reunió todos los dolores.
Flora que al no encontrar su lugar en el mundo, hizo de su existencia un viaje constante, entre el pensar y el actuar.
Mujer que elucubró las primeras críticas al matrimonio como
Institución, reivindicó el derecho al divorcio, aquella que paralelamente a Karl Marx y otrxs socialistas reflexionaba sobre la
situación obrera, aquella que posicionó la otredad de las mujeres con una
sabiduría auténtica.
Autora de: De la necesidad de dar buena acogida a las
mujeres extranjeras, Perigranaciones de una Paria, El tour de Francia y de
Unión Obrera.
Léanlo porque tanta lucidez para esa época es irreverente. Y
de irreverencias está hecha la historia de las mujeres.
La Unión Obrera, Capítulo V: “Por qué menciono a las
mujeres” 1844
“Hasta la fecha, la mujer no ha contado para nada en las
sociedades humanas. – ¿Cual ha sido el resultado? – Que el sacerdote, el
legislador, el filósofo la han tratado como una verdadera paria.
El sacerdote le ha dicho:
Mujer, tú eres la tentación, el pecado, el mal; representas
la carne, es decir la corrupción, la podredumbre.
Llora por tu condición, echa cenizas en tu cabeza,
enciérrate en un claustro y ahí, macera tu corazón, que está hecho para el
amor, y tus entrañas de mujer, que están hechas para la maternidad, y cuando
hayas mutilado así tu corazón y tu cuerpo – ofrécelos sangrientos y resecos a
tu Dios para la remisión del pecado original cometido por tu madre Eva.
Luego, el legislador le dijo:
Mujer, por ti misma, no vales nada como miembro activo del
cuerpo humanitario; no puedes esperar encontrar un lugar en el banquete social.
Si quieres vivir, tienes que servir como anexo a tu señor y amo, el hombre.
Entonces, muchacha, obedecerás a tu padre, casada obedecerás a tu esposo, viuda
y anciana, ya no se te hará caso.
Luego, el sabio filósofo le dijo:
Mujer, ha sido comprobado por la ciencia que por tu
organización, eres inferior al hombre. – Ahora bien, no tienes inteligencia, ni
entendimiento de los temas más elevados, no eres consecuente no tienes ninguna
capacidad para las llamadas ciencias exactas, ninguna aptitud para el trabajo
serio – en fin, eres un ser de cuerpo y mente débil, pusilánime, supersticioso.
Por eso, Mujer, el hombre debe ser su amo y tener plena autoridad sobre ti””.
En tiempos de la transición entre el socialismo utópico y
los científicos Flora Tristán fue la primera mujer en hablar del socialismo, la
lucha del proletariado, la lucha de las mujeres como explotadas por el
capitalismo patriarcal y el internacionalismo proletario.
Flora Tristán fue una auténtica revolucionaria, hoy me
gustaría decirle que 200 años después hemos avanzado y que gracias a
sus reflexiones se hizo y se hace mucho camino, aún nos quedan muchas batallas por librar, horizontes
que delimitar, porque hemos entendido su enseñanza : “Ahí donde se hace sentir
la ausencia de libertad, no podría existir la felicidad”.
Pd.- Es maravilloso aquel momento donde a través de la
historia emprendes vuelo, y éste no se detiene nunca más
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